El renacer de los Dioses~

Veamos... ¿cómo debería empezar esta historia? Si empezara por el principio, aún antes de llegar a la mitad seriáis viejos... y los más listos se habrían ido antes, pues el principio de esta historia es remontarnos al principios de los tiempos. Una época llena de bruma, misterio e inexactitud para los humanos, que creen conocer la historia a través de los “mitos”.

¿Qué como lo sé? Porque yo, el búho de la diosa Atenea, lo he visto todo. El conocimiento esta impreso en mí... a mis grandes ojos rara vez se les escapa algo, y la oscuridad de la noche nunca me ha sido un impedimento para ver... así pues... ¿por dónde empiezo a relatar la historia? ¡La verdadera historia, si se me permite añadir!

Hmm... como es sabido entre los mortales, hace tiempo surgió la esplendorosa cultura griega. Aún hoy en día, su forma de pensar nos maravilla; sus construcciones nos extasían, y su belleza... encandiló a más de un dios. O un Titan. Ah, pero estos eran más escasos. ¿El porque? Debido a la lucha, y posterior derrota.

El señor de los Titanes, Kronos arrebató el trono de los dioses a su padre, Urano. Era un ser malvado y despreciable, y en aquel momento, se tenían todas las esperanzas puestas en el joven y poderoso Titan. Sin embargo, fue advertido: si tenía hijos, uno de ellos le derrocaría también. No sabemos si ese presagio era verdadero... o si bien, algún Titan celoso de su poder, quiso enturbiar así el futuro, pero el caso es que... Kronos lo creyó. Y se convirtió en su padre. Con el fin de no ser vencido, a medida que iba teniendo hijos, los iba devorando sin compasión. Finalmente su esposa Rea, dolida por perder a sus hijos, con el último ideó una estratagema para engañarlo y así dejar vivir a... Zeus.

Cuando hubo crecido, Zeus usó un veneno que le dio su abuela Gea para obligar a Kronos regurgitar el contenido de su estómago, liberando así a los dioses Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón. Tras esto, Zeus liberó del Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, quienes forjaron para él sus rayos, el tridente para Poseidón y el caso de oscuridad para Hades.

Se desbocó una gran guerra llamada la Titanomaquia, en la que Zeus y sus hermanos y hermanas derrocaron con la ayuda de los Hecatónquiros y los Cíclopes a Kronos y a los otros Titanes. Si bien algunos Titanes no fueron encerrados en el Tártaro, por la ayuda que prestaron a Zeus, la gran mayoría si. Entre ellos, Kronos.

¿Qué paso tras esto? Muchas cosas más... guerras incluidas, pero no vienen al caso. Avanzaremos más rápido en la memoria y en el tiempo... hasta los años en el que el cristianismo empezaba a inundarlo todo.

Los dioses, desde el Olimpo lo sentían: se estaban olvidando de ellos. Y si bien seguían con sus vidas, y observaban a los mortales con sus absurdas guerras... se aburrían. Y en un inmortal el aburrimiento es algo grave.

¿Qué hacer entonces?

Debatieron, discutieron largamente, como solo los dioses pueden hacer. Y los Titanes libres escuchaban, mientras los encerrados en el Tártaro sentían que algo estaba a punto de cambiar...

Finalmente se llegó a una decisión: los Dioses, cansados de su vida contemplativa, adoptarían un papel directo en el mundo mortal. ¿Pero cómo y porque? El porque era simple... a veces los dioses se aburren de ser dioses: quieren sentir, quieren vivir. Y con el plan ideado, lo iban a lograr. Algunos Titanes se apuntaron a la idea. Y se decidió que los Titanes encerrados compartieran el mismo destino: … el de morir, para renacer en humanos.

Cayeron en un sueño profundo... muy profundo. Tan profundo que sus almas divinas e inmortales se separaron de sus envolturas carnales y descendieron sobre los mortales. Y allí, ocultos en distintas partes del mundo, latentes, aguardaron el momento idóneo para despertar.

Muchas generaciones de humanos con esas almas latentes nacieron, crecieron y murieron, una y otra, y otra, y otra vez....

Finalmente en el año 2020... Zeus despertó. O más bien, Mikhail Vasíliev. Este joven, desconocía como muchos de sus antepasados el poder que latía en él en cada generación pasada, y cuando ese poder abrió los ojos... todo cambió. Él mismo, pese a tener un nombre, una identidad, una familia, y un pasado reciente... tenía en su saber conocimientos del mundo pasado, del universo... cuando miraba a las plantas veía a ninfas escondidas, que le sonreían alborozadas y juguetonas. Cuando las tormentas sacudían con sus rayos la mansión donde vivía, las descargas eléctricas acariciaban su piel como una vieja amante...

Era Mikhail Vasiliev. Pero también era Zeus.

Su abuela Gea, la Tierra, sintió su despertar. Contenta de su regreso, se reunió con él, pues le dijo que había estado esperándolo: iba a hacerle un último regalo antes de irse a dormir, pues estaba agotada, cansada de los maltratos de los mortales hacía su persona, la Tierra.

El regalo que le hizo fue nada más y nada menos que el resurgir de entre las aguas la Isla Perdida: la Atlántida.

Agradeciendo su regalo, y despidiéndose de ella, y contando con el poder del Imperio Comercial Vasiliev a su servicio... junto con los dones de un Dios, creó una ciudad en la isla: New Olimpus. Y allí reside ahora, como Gobernador de la ciudad, mezclándose entre los humanos que han empezado a poblar su isla... esperando el despertar de sus hermanos, hijos y... enemigos.

Los espera a todos, para invitarlos a su nuevo hogar y así probar todos juntos las delicias que trae esta nueva época de avances y sueños.